30 oct 2008

EXPANSIÓN DE LA FRONTERA AGRÍCOLA


Cuando se aprovechan nuevos territorios para la agricultura, se tala y erradica gran parte de la vegetación natural existente; al hacerlo se generan efectos a mediano y largo plazo como la pérdida de fuentes de agua y el deterioro del reciclaje natural de los nutrientes. Debe existir por lo tanto, un balance entre las tierras dedicadas a la agricultura y las áreas naturales que
garantice la oferta ambiental de una región.
En Colombia, el 40% de la superficie explotada está en manos de menos del 3% de los propietarios y aunque buena parte del nuevo territorio se ha transformado en tierras de cultivo, la delantera la siguen llevando los potreros. Los departamentos de los Llanos Orientales, la Costa Atlántica y el Magdalena bajo y 41 medio tienen más del 90% de su superficie agrícola destinada a pastos . Esta expansión se ve agravada en los casos de conflicto armado, porque los territorios,
antes manejados por comunidades, pasan a manos de grandes propietarios convirtiéndose en latifundios poco productivos.
Al igual que esto, el modelo agrícola del monocultivo, la aplicación indiscriminada
de insumos químicos y el uso intensivo de la tierra no favorecen la biodiversidad.

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